Sexualidad en las personas mayores: conveniente y deseable

Articulo

Isabel Cabetas Hernández.

Doctora en Psicología. Jubilada. Capacidad investigadora, docente y clínica 

 

Claves del artículo

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  • No puede mantenerse el prejuicio de negar en el mayor la sexualidad, desear y ser deseado por otro.
  • Hay diferencias en amar en diferentes edades pero no menos importancia y dignidad.
  • La estética y erótica de la persona mayor tiene hoy nueva representación social.

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Como Kim de la India, creo haber encontrado la fuente de la verdad. Como Kim, al ocaso” (Olea Cerván, J. L.)

 

Concepto De Sexualidad

“Tal vez lo más normal y deseable en la sexualidad humana sea que se trate de una relación donde el deseo esté vinculado al amor, no necesariamente con fines reproductivos”  (Joyce Mc. Dougall).

 Rozamos por inédito y no aceptado hasta la actualidad los temas LGTBI de lebianismo, gays,transexualidad y bisexualidad pero es evidente que se consideran con mayor apertura cultural y comprensión social creciente. (CINE/DVD/ AUDIOVISUALES: Garaño, J. y Goneaga J. M. (2010).

En Marzo de 2018, Chile ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, por “Una mujer fantástica”, que ha amplificado el debate en el país Andino sobre la necesidad de una ley sobre identidad de género que defienda los derechos LGTBI (CINE/DVD/ AUDIOVISUALES: (Lelio, S. 2017). España es pionera, desde Mayo de 2017, en inculcar valores de respeto a este colectivo, debatiendo en el Congreso de los Diputados esta Ley de Igualdad hacia la Diversidad Sexual Humana.

No puede mantenerse el prejuicio de negar en el mayor la sexualidad, desear y ser deseado por otro. La búsqueda de afecto e intimidad acompaña al ser humano desde el comienzo de la vida hasta su muerte. Es digno para ambos géneros y a cualquier edad. Su desarrollo siempre es conveniente y deseable.

La expresión “sexual” remite a un conjunto de actividades genéricas sin una necesaria relación con los órganos genitales; tampoco siempre en la genitalidad ha de haber erección, penetración y eyaculación. No debe confundirse lo sexual con lo genital, que es parte muy importante, pero no siempre necesaria ni pre-determinada con arreglo a conceptos rígidos para abarcar todas las formas de sexualidad cuya meta originaria y natural es el goce, paradigma de toda relación de deseo.

El auto-rechazo puede ser un problema más serio que la cierta exigencia de la pareja amorosa. Re-descubrir la relación y la capacidad amorosa real, una vez aceptadas las limitaciones, puede llevar a conocer una sensualidad y ternura inesperadas. Eliminar la existencia de la sexualidad humana si esta no va encaminada a la reproducción o no se verifica en la etapa reproductora de la juventud, es hoy en día un siniestro prejuicio que estigmatiza y desmotiva. Considerar inmoral la sexualidad no reproductiva o tachar de pornografía el deseo por incluir la atracción corporal resta dignidad humana. La mujer hoy puede sobrevivir cuarenta, cincuenta o más años después de haber perdido la capacidad de reproducción.

 

Amor correspondido

Foto: Red adulto mayorHay diferencias en amar en diferentes edades pero no menos importancia y dignidad. Amamos una y otra vez en la vida con igual ingenuidad y fuerza pudiendo repetir los mismos errores sea cual sea nuestra experiencia. El cerebro alerta de los obstáculos pero el corazón idealiza al ser amado en una locura transitoria de enamoramiento.

Las penas de amor por grotescas e incomprensibles que parezcan a quien no las sufre, siempre se padecen sin apoyo social, todavía menos si es mujer y de avanzada edad quien se lamenta; al varón mayor tampoco se le comprende. Y sin embargo, aunque se sobrelleve silenciosa y platónicamente, muchas veces el amor en la vejez es muy común, “no tiene edad”.

El sentimiento de felicidad plena por sentirse correspondido, amar y sentirse amado con exclusividad y entrega mutua es un deseo que ocurre en cualquier momento de la vida. Muchas personas mayores viven esos momentos enamorados de su vecino o vecina, asistente social o médico o de quien inesperadamente despierta su deseo. La vida lo suscita.

A los dieciocho años se puede ser más vigoroso pero a los setenta y seis más auténtico. El joven vive en futuro proyectando el presente. El mayor goza el momento concienciando el presente con mayor plenitud y busca en el amor la presencia corporal satisfactoria, sabiéndola efímera y aún más valiosa por ello, viviéndola como regalo y suerte de la vida, con menor ansiedad o exceso pulsional (impulsivo) que la persona joven, gozando con más control del bienestar y el placer.

En el sexo cuentan la sensualidad y la ternura: la persona mayor que valora especialmente el afecto sobre la razón disfruta manteniendo y abriéndose a recibir y dar afecto. Incluso en edad avanzada se puede descubrir el sentido de pareja por primera vez. La serenidad y experiencia colaboran en estos hallazgos. Puede haber sobriedad pero también disfrute. El compromiso o su rechazo se viven más cerciorados a los propios sentimientos, pues los años hacen ver la realidad personal de forma más segura.

Si hay creatividad, la persona mayor no reprime inadecuadamente la sexualidad; no entorpecer su desarrollo permite dar paso a la vitalidad, la inquietud y el conocimiento.

Monteverdi compuso “Líncoronazione di Popea”, su obra más erótica y expresiva de afectos, a los sesenta y cinco años. La obra está basada en personajes históricos y reales. Nerón mata a su esposa para unirse a Popea. Toda la pasión que Monteverdi muestra da prueba de su fuerza interior emocional.

Las personas mayores renacen a la percepción y alegría de sentir la existencia propia y la ajena, y la aprecia más porque la sabe corta y limitada viviéndola como un bien regalado; reconocer la suerte de vivir la propia vida y la de quién se ama, da un nuevo sentido a la existencia; al contrario del joven que puede derrocharla sintiéndola infinita hasta el aburrimiento.

 

La sombra de los trastornos

Hay trastornos en la personalidad que alejan a muchas personas mayores de la responsabilidad sexual madura inhibiendo el deseo -por eludir el compromiso- o cambiando de inclinación amorosa al más mínimo indicio de insatisfacción. El amor en estos casos se convierte en objeto de consumo más que comunicación o vínculo. La necesidad de psicoterapia tampoco tiene edad.

Cuando la pareja no acompaña puede entenderse la separación o el divorcio en edad avanzada; la búsqueda y hallazgo de nueva pareja suponen una oportunidad de empezar de nuevo y de encontrar libremente el amor y cuidado mutuo, ya sin tanta obligación de atender a los hijos. Se puede cambiar en cualquier momento de la vida.

El dolor de la persona mayor al romper la pareja aunque se haga con mayor conocimiento de Uno Mismo -y se puedan esclarecer mejor los motivos del fracaso- es tan intenso como el de la juventud, aunque la experiencia y estabilidad interior faciliten las actitudes para mejorar y alivien o reduzcan el tiempo de duelo, que siempre es conveniente respetar.

Un prejuicio machista muy extendido hasta hace unas décadas ha sido el atribuir deseo y goce al varón degradando y negando en la mujer este impulso. Tenía justificación social controlar a la mujer atribuyendo como virtud la ausencia del deseo femenino para limitar los embarazos y controlar la natalidad cuando no existían métodos científicos como la píldora anticonceptiva. La sociedad a través de la Iglesia y el Estado se esforzaban en ello.

 Hoy todavía en algunos lugares del mundo se procura evitar reconocer el deseo sexual en las mujeres. La ablación de clítoris empieza a ser denunciada y perseguida por la ley porque ha ido y está encaminada a procurar en la mujer la ausencia de deseo.

La sexualidad no comienza en la pubertad con la entrada en función de los órganos genitales sino que se despierta muy pronto, después del nacimiento, y la satisfacción sexual no se obtiene sólo entre la pubertad y la madurez por la unión del genital masculino con el femenino con fines reproductivos sino que existen otras formas edades y unión de personas del mismo o distinto género para alcanzarla. En el mundo desarrollado hasta hace apenas un siglo a todo lo que salía de este marco se le llamaban aberraciones o desviaciones: la masturbación del niño, las llamadas perversiones sexuales del adulto, la búsqueda directa de placer sexual, o la impotencia: se consideraban desviaciones por alteraciones de la naturaleza.

El mayor puede de nuevo o por primera vez amar apasionadamente. Su experiencia de años le puede dar más seguridad y menos temor pues sabe que el que ama más en la pareja y no se desmorona en la dificultad, puede tocar la felicidad con los dedos. El apasionamiento existe y el amor con la edad es un deseo tan poderoso como en la adolescencia pero vivido de otra manera, con intensidad y refinamiento. Con menor urgencia y más ternura.

Es importante no reprimir ni rechazar la sexualidad se ejercite o no, mantener el deseo; pero también importa tener capacidad para la frustración cuando a pesar del deseo, el ejercicio de la sexualidad no da lugar a manifestarse. Saber apreciar otros aspectos positivos con goce y bienestar permite a cualquier edad tolerar el propio destino y desarrollar la creatividad con actitud vitalista.

 

Prejuicios Sobre La Sexualidad Del Mayor

Desde luego hemos de revisar el prejuicio de asociar la no erección del órgano masculino a vejez o problemas etarios. La disfunción eréctil (DE) es más frecuente de lo supuesto y propia del 20% de la población adulta española mayor de 45 años y  menor de 70. El 80% restante no tiene problemas de erección. El Doctor Ángel Ruiz, sexólogo español, así lo afirma, y en 1994 señala que el 10% de esta disfunción es severa, 25% moderada, 48% normal y 17% leve (Cabetas Hdz, I).

Según sus declaraciones la DE no aumenta con la edad pero sí está relacionada siempre y a cualquier edad con alteraciones profundas endocrinas, neurológicas, cardiacas y con la diabetes, colesterol alto y alteraciones metabólicas. El mayor que tenga estas alteraciones sí está propenso a la DE como el adulto más joven.

El prejuicio etario asimila la DE a la edad avanzada y no a las enfermedades citadas. También es corriente no acudir cuanto antes y a cualquier edad al médico especialista pertinente y sí reaccionar a la DE con depresión; tomar antidepresivos duales no empeoran la disfunción pero sí los tricíclicos y el cuadro clínico puede entrar en biofeedbak retroalimentándose la disfunción: la alteración orgánica produce depresión y la depresión inhibe la respuesta genital orgánica. Ángel Ruiz se lamenta de que dos tercios de afectados no pide ayuda, el tercio restante en su mayoría lo hace tarde, a los seis meses o al año de haber percibido el paciente los síntomas. Podemos añadir que hay poca apertura del médico español en general para dar confianza y tratar en consulta de forma distendida estos temas. La mujer tampoco encuentra confianza en el médico para ayudar al varón; no consulta por pudor.

El Dr. Ruiz da buen pronóstico a los tratamientos por DE. Hasta 1980 se afrontaban con cirugía pero actualmente los fármacos orales (Viagra y similares) dan gran resultado. Se ha de afrontar el tratamiento presumiendo el deseo sexual y con la debida información médica de los posibles factores de riesgo. En edad reproductiva es posible que haya etapas de la vida individual en que no sea recomendable que el amor incorpore la manifestación genital, por diversos obstáculos fisiológicos (post-parto reciente, por ejemplo).

A cualquier edad hay factores psicológicos que llevan a no incluir la genitalidad en la relación amorosa en determinados momentos vitales. El enamoramiento en sus comienzos, por ejemplo, no suele necesitar valerse de otra cosa que la simple idealización; y factores sociales impiden a menudo que la genitalidad acompañe a la expresión amorosa.

La genitalidad del mayor no siempre es posible debido a diferentes déficits funcionales por fallos orgánicos específicos. La próstata masculina se ve afectada en ocasiones, aunque la medicina actual supera limitaciones recientes. En la mujer, a partir del climaterio, se dan circunstancias biológicas que impiden o dificultan la expresión genital, generalmente por dificultades de evolución hormonal no siempre bien resueltas; la terapia hormonal  sustitutiva también supera límites recientes. Enfermedades coronarias de importancia también desaconsejan o impiden en ambos sexos la genitalidad.

Cuando no se dan las excepciones referidas la genitalidad está presente en la sexualidad del mayor y el acto sexual no ofrece mayor esfuerzo muscular o dificultad fisiológica que la de un breve paseo en bicicleta. La intolerancia social también va dejando de ser otro obstáculo social o psicológico añadido a la genitalidad en la tercera edad.

 

La evolución del deseo

 El declive sexual no es tan frecuente ni tan grave como se piensa generalmente. Importa la evolución hormonal del sujeto, hombre o mujer mayor; y por tanto, la salud y la atención médica que la controle y favorezca la libido. Psicólogo, ginecólogo y urólogo son especialistas en salud sexual, genitalidad incluida, que no siempre se consultan.

El deseo sexual inhibido ocurre a diferentes edades. Puede haber frecuente inapetencia sexual en mujeres sanas entre treinta y cuarenta años con niños pequeños, ocupadas pero sin elección espontánea para encontrar tiempo de practicar el sexo, y además se inhibe el deseo ante la exigencia social de éxito en multitud de áreas: estético, sexual, laboral, etc., éstas mujeres sufren además caídas hormonales por tomar antidepresivos.

Es evidente la dificultad funcional femenina que se traduce en vaginismo, también independiente de la edad y producto del deseo sexual inhibido. Nunca una pastilla revolucionará la sexualidad femenina como hizo “Viagra” con el hombre. El deseo femenino es algo más complejo en cuanto a la pareja de avanzada edad; si no congenia por diferentes motivos difícilmente normalizará su actividad sexual con un fármaco.

Ante las caídas hormonales en cualquier edad (la toma de antidepresivos, por ejemplo, puede producirla), “Visarsin”, genérico de Viagra, trata la disfunción eréctil masculina; para la mujer, en España se aprobó en 2008 el uso de parches que liberan testosterona. Y en 2010 la Sociedad Europea de Medicina Sexual investigó y dedujo que un nuevo fármaco, la “flibanserina”, produce en quien la toma, predisposición, vigilancia y sensibilidad a la actividad sexual (Karella Vázquez, 2010).

La sociedad emplea muchos mecanismos de defensa; la negación es uno de ellos: “eso es cosa de jóvenes”, suele decirse considerando que no hay más meta sexual que la reproductiva, y que el amor en la vejez es ridículo y desapasionado. Es corriente partir del prejuicio griego de considerar que sólo el cuerpo joven es estético o que el amor de las personas mayores es como el de los niños.

El chiste anti-erótico sobre mayores supone el prejuicio de considerar el deseo sexual perverso e inmoral a esa edad como se consideraba inmoral la sexualidad infantil en Europa en época victoriana; es una forma social de prohibir el goce del mayor en pareja, un mecanismo de poder para limitar el goce cerrando el cuerpo del mayor a las expectativas de Otro.

Desde muy antiguo, en Grecia y Roma se despreciaba a los viejos que procuraban por dinero a mujeres jóvenes, o a aquellos que impotentes ejercían en su degeneración el voyeurismo o exhibicionismo. Sin duda, esta aberración y el conocido trueque amor-dinero no brota en el hombre mayor que lo ejerce sino que suele provenir de una patología de años de vanidoso narcisismo.

En España, hoy es frecuente la unión entre el hombre de edad y la mujer extranjera sin recursos, atractiva y cariñosa que llama “papito” a su pareja, que derretido pone el piso a nombre de ella. Obedece a una actitud narcisista del mayor que entona en sexo el canto del cisne o simplemente quiere que su vejez sea una etapa plácida y tranquila (Prades, J. 2010).

El cambio actual de rol puede desmontar ese prejuicio, dada la esperanza de vida actual tan diferente en el hombre y en la mujer, la persona mayor ha de adaptar su mentalidad a comprender que la mujer de edad avanzada emparejará más fácilmente con un hombre de menos años. Y el hombre mayor puede comprobar que la mujer de más años que él puede tener una mentalidad abierta que posibilite la comprensión mutua al convivir.

La mujer de sesenta y cinco años y más es posible que mantenga el deseo y la práctica sexual y que si enviuda se plantee volver a tener una relación de pareja estable. Difiere de su madre a esa edad de manera muy notable, porque su contexto generacional es diferente. Si pasado un tiempo llegara a presentar dependencia tendría también muchas más alternativas que hoy tiene su madre para enfrentarse a ella.

La persona mayor que sufre los prejuicios de la sociedad actual acepta el rechazo intergeneracional arrastrado en los siglos XIX y XX. Resigna su relación humana aboliendo el mundo del deseo; su vida diaria se reduce a ir de compras, ver la TV, acudir al médico, ver a la familia y amigos, cocinar y cuidar las plantas. Con sesenta y cinco años puede vivir hasta los cien con este planteamiento. Aprecia atender su salud corporal pero con resignada represión sexual impuesta y desmotivante. El miedo al deseo y considerar imposible amar y ser amado en la vejez produce como consecuencia una disociación psique-soma, cuerpo y sentimientos. Los mayores se beneficiarán si evitan este prejuicio y aprecian, desean y cultivan el amor, erotismo y estética. Padres o abuelos sabrán amar de forma más personal.

 

Las apariencias

Hay cambios corporales críticos que mal manejados se viven como pérdidas de referentes sociales y producen desorientación proyectando a terceros el malestar no tramitado adecuadamente: sacar partido estético a las canas, cuidarse la piel cuando las arrugas lo reclaman, aceptar llevar calzado cómodo, etc., pueden ser actitudes que ayuden al buen envejecimiento.

Puede haber hombres y mujeres mayores con muy mala experiencia referentes a matrimonios impuestos o sobrellevados sin comprensión mutua durante demasiados años, debido a que la sociedad en su infancia y juventud era seriamente represora. Hartos al llegar a casa jubilados del largo tiempo en compañía indeseada con una pareja que no le valora ni le acompaña ni le desea, se apoyan en la actual apertura social para perder el miedo a solicitar el divorcio. A veces la dificultad económica les impide hacerlo.

Debido a que la precariedad es más frecuente en la mujer mayor y a que hay parejas mayores con muy baja economía y mucha represión social, puede haber bastantes parejas de edad con el deseo sexual absolutamente aparcado. Las mujeres suelen sentirse poco valoradas. Si el hombre acude a una consulta de sexología se lamentará de la poca cooperación de su pareja; nunca reconocerá su deseo inhibido pero sí el de ella que, al ser despreciada e ignorada, responde emocionalmente con “bajo interés sexual”.

Cuando el mayor por su estructura psíquica, edad, capacidad económica o biografía personal puede superar mejor los prejuicios sociales acerca de la sexualidad no la vive como vergonzante y busca en grupos de mayores un abanico de salidas a sus propios interrogantes identitarios

Con problemas cardiacos la genitalidad del mayor se expresa con variación notable de tono y ritmo. Y la simple edad aunque no existan problemas importantes de salud, suele hacer posible pero menos frecuente erección y/o eyaculación que no puede identificarse con falta de deseo, sensibilidad o fantasía y tampoco disminuye en exceso siempre y necesariamente.

Sí importa a cualquier edad cuando la genitalidad no es posible, pero se desea tener capacidad de frustración y saberse adaptar sin renunciar por ello al amor de pareja y sus múltiples manifestaciones. Saber renunciar y sublimar lo deseable o transformarlo en otras manifestaciones humanas y gratificantes es base del bienestar psíquico siempre que, previamente, se hayan agotado los recursos médicos.

En la pareja mayor, ya constituida hace años, la función genital y el deseo del otro pueden evolucionar de muy diferente manera en cada miembro de la pareja y los conflictos amorosos suceden como en cada época de la vida. También con elasticidad y tolerancia los mayores, como los adultos, pueden entender el sexo con o sin pareja formal constituida. La actividad amorosa continúa en la pareja de edad avanzada y sus componentes de sensualidad y ternura seguirán, aunque siempre variando en intensidad y con tendencia individual diferente pero sintónica.

Aún hoy el erotismo y la sensualidad, tan importantes como la ternura y el cariño, desde el prejuicio cesan para la sociedad cuando empieza la jubilación y se considera la sensualidad y especialmente la genitalidad, incontinencia perversa, ridiculizada en los “chistes del viejo verde”. Sin embargo, y a pesar de estos prejuicios el amor entre mayores empieza a aceptarse; sensualidad y ternura son manifestaciones de la sexualidad siempre y a cualquier edad, en distinta proporción pero siempre existentes, según los momentos de la vida, seamos niños, jóvenes o mayores. También comienza a disminuir el perjuicio social de un mayor para elegir pareja de la misma edad o género. La estética y erótica de la persona mayor tiene hoy nueva representación social.

El afecto y los sentimientos amorosos, la fantasía y su expresión, evitarán, sea cual fuere la genitalidad posible que el instinto quede totalmente reprimido y provoque angustia. Con la edad y la convivencia la urgencia física deja de prevalecer en la unión dando paso a una sensualidad más tranquila pero no menos apasionada y tomando primer plano la comunicación cordial y la ternura, el contacto íntimo y el intercambio de valores intelectuales, que suponen una verdadera inversión en el mayor, viva o no en pareja legalizada.

 

La fuerza del cariño

El tacto es vehículo privilegiado de sentimientos e intercambios aunque la sociedad actual desprecia todavía en el anciano su erotismo y su deseo de amar y acariciar. La plasticidad de la epidermis está al servicio de las defensas; es protección de agresiones y acogida de intercambio y vida. La piel, al incorporar experiencias afectivas vitales, favorece la salud y el desencadenamiento de la reacción inmunitaria corporal.

Las células cutáneas informan sobre la presión, temperatura, dolor y afecto, “a flor de piel”. Renunciar al tacto afectivo es acceder a un Yo de destrucción y muerte (Pailler, J. J. 2010). El placer del tacto acariciando la piel y la complicidad entre dos personas que se aman no tiene edad. Lo más profundo del hombre es la piel, (Valery, 1932[1988]. El Yo a lo largo de la vida es ante todo un Yo corporal y el cuerpo y la piel están en el origen de los proceso del pensamiento. La piel conecta los sentidos, que a su vez son prolongación del Sistema Nervioso Central; es límite de la persona frente al mundo externo, base de comunicación con ese mundo que el ser humano trata de entender y amar, y el tacto envolvente alimenta el mundo interno (Pailler, J. J. 2010).

En el plano psíquico, la emoción afectiva y el sentimiento amoroso pasan por el cuerpo y hacen intervenir a los órganos de los sentidos. Angustia o felicidad pasan por la frontera psico-soma; cuando los afectos se reprimen el cuerpo decae y el psiquismo se amputa.

En el bebé las primeras experiencias son siempre cutáneas, recibiendo información desde el exterior a los órganos de los sentidos. Es por lo que en los psicóticos importa en su curación trabajar y potenciar su cuerpo y en particular tratar la piel y el sentido del tacto. A través de un largo camino y muchos vínculos, en la vida psíquica, con la edad, el tacto puede privilegiar el contacto humano, que la vista y el oído no siempre procuran con igual intensidad y fuerza, ni el mayor tiene siempre esas facultades tan potenciadas.

La sexualidad en los mayores suele entenderse deserotizada y este rechazo social puede afectar al mayor y entorpecer el transcurso feliz del envejecimiento, respondiendo a las pulsiones sexuales con diferentes mecanismos de defensa. Una de las defensas es la represión, que evitará reconocer el conflicto a la conciencia, como menciona Freud en su trabajo (FREUD, S.[1972](1915)).

El erotismo puede formar parte de la vida del mayor, conviva o no con su pareja e incluso disfrutando y apreciando el vivir solo: se sabe estar solo mejor que en años jóvenes y aunque el cuerpo en muchas ocasiones pueda seguir manteniendo una agradable forma física se disfruta también y más que antes de la intimidad psíquica y corporal.

Asumir las limitaciones biológicas puede favorecer la dedicación vital a actividades posibles, físicas o intelectuales, de diverso interés, dejando de detenerse de manera repetitiva y obsesionada en las dificultades insalvables y aprovechando factores muy positivos para vivir, como es simplemente no depender de horarios y obligaciones como en tiempos de vida laboral activa obligada. Autores literarios como Philip Roth (Roth Ph. 2009) relatan de forma ejemplar esta forma vital y positiva de envejecer. Pero esto no supone renunciar al placer amoroso y al deseo posible en sus múltiples variaciones, que facilita estar en constante pulsión de vida. La integración del mayor pasa porque la sociedad deje de exigirle la supresión de la sexualidad y de la vida amorosa.

W. D. Winnicott (Winnicott,D.W. 1971) considera básico para el funcionamiento psicosomático favorecer la interrelación de la actividad psíquica y el cuerpo con el mundo de los afectos. A menudo el más insalvable prejuicio a la sexualidad del mayor lo constituyen los hijos, sus intereses y celos. Exige una fuerte decisión enfrentarse a esta dificultad para superarla.

Las personas mayores no puede aceptar que su identidad sexual y su expresión amorosa queden, con la edad, estancadas, reprimidas o despreciadas. En lo pulsional, la piel cobra protagonismo. La sensualidad, buen testigo de lo erógeno, hace referencia a todos los sentidos. En contacto directo con la sensación evoca el placer que no se puede concebir sin la esperada caricia del otro.

 

REFERENCIAS / BIBLIOGRAFÍA

  • CABETAS HERNÁNDEZ, I (2011).El futuro es hoy. Madrid. Grupo editorial siglo XXI. Biblioteca Nueva.
  • FRANKL, V. (1946). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Editorial Herder.
  • FREUD, S.[1972](1915) Las Pulsiones y sus destinos. Tomo VI. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, 1985.
  • FREUD, S. [1972](1920). Más allá del principio del placer. Tomo VII. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, 1985.
  • KARELLA VÁZQUEZ. (2010). Viagra para ellas. Periódico El País Semanal. 11-4-10.
  • PAILLER, J. (2010). La piel. Representaciones culturales y procesos de representación”. XXXI Jornada del Instituto Español de Psicología Psicosomática de Madrid. 30-1-10.
  • PRADES,J. (2010).Divorciarse a los 70 años, ¿por qué no? Periódico El País. 21-3-10.
  • ROTH, PH. (2009). Sale el espectro.Ed. Contemporánea De Bolsillo. Barcelona.
  • WINNICOTT, D. W. (1971). Realidad y Juego. Ed. Gedisa. Barcelona.

 

CINE/DVD/ AUDIOVISUALES.

  • EASTWOOD, C. (2009). Invictus. Nacionalidad: EEUU.
  • GARAÑO, J. Y GONEAGA J. M. (2010) 80 Egunean (En 80 días). Nacionalidad: Española.
  • LELIO, S.(2017) Una mujer fantástica. Nacionalidad: Chile, Alemania, Espsña y EE.UU.       

 

FOTOS: Madurez Activa, Red Adulto Mayor, Argentina, Joya life